domingo, 14 de febrero de 2016

Sobriedad

La virtud de la Sobriedad permite a la persona que la vive distinguir entre lo que es razonable y lo que es inmoderado, y utiliza sus cincosentidos, su tiempo, su dinero y sus esfuerzos de acuerdo a criterios rectos y verdaderos. El que no vive esta virtud se deja esclavizar por los cinco sentidos (la visión, el tacto, el oído, el gusto y el olfato) y se deja arrastrar por el uso del tiempo según sus caprichos. Usa su dinero no para la adquisición de las cosas necesarias para la vida, sino que lo despilfarra para satisfacer sus apetitos egoístas; realiza esfuerzos para lograr, también, satisfacer sus deseos de placer y de vandad. 


Requisitos para la Sobriedad
  1. Conocer y vivir valores que permiten mirar hacia arriba, hacia lo que perduran, hacia el Cielo. Por lo tanto, hay que buscarlos. Lo que vamos con más facilidad son los placeres, la comodidad, la satisfacción de los sentidos. Lo que sentimos es lo que llevamos en nuestro cuerpo, No hay que ir lejos para encontrarlos. Para ello, no hay que pensar. Basta existir. Ayuda a los hijos o al cónyuge para que descubran lo que vale la pena en la vida, y no dejar que sus sentidos, el dinero o los placeres sean lo único que les importe. ¡Ayudarles a poner su tesoro en el cielo, no en los placeres que ofrece el mundo!
  2. Sin embargo, no basta encontrar estos valores. Se requiere, además, poseer una voluntad férrea que permita buscar libremente esos valores y vivir de acuerdo a los principios que lleven a creer como persona y acercarse a Dios. Por lo tanto, para desarrollar la virtud de la Sobriedad se requiere, como en el caso de todas las virtudes, usar la inteligencia y ejercitar la voluntad.





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